Por Valentina Ortiz. 17 marzo 2023
En 2016, una mujer que llamaremos Marta, recibió una paliza por parte de su pareja que le lesionó la nariz, y tras esto, ella lo denunció ante las autoridades. El hombre que la había agredido, su pareja, fue absuelto de los cargos. Más tarde, ese mismo año, Marta decide perdonarlo y retoma la relación con él, pero a finales de junio de ese mismo año, seis meses después, un comentario de ella sobre el arroz que él preparaba, motivó que él tirara por los aires el arroz y saliera de la casa montado en cólera, en una reacción absolutamente desproporcionada respectó del comentario hecho por Marta. Ella, decide seguirlo porque entiende que su pareja está atravesando un estado ansioso y no quiere dejarlo solo ante una situación así. Con el paso de los minutos, Marta logra tranquilizarlo y, cuando se habían reconciliado, fundidos en un beso y un abrazo, él, durante ese beso, le muerde y le arranca la lengua, por la zona del frenillo, y escupe en el suelo el trozo de lengua que acababa de arrancarle sin piedad y con absoluta frialdad a su novia, cuando ella creía que todo se había calmado.
En ese momento Marta se dio cuenta de que jamás debió haberlo perdonado la primera vez. Tras la primera agresión, su novio le pidió perdón. Le explicó que había perdido los papeles, que lo avergonzaba profundamente y que jamás permitiría que algo así volviera a suceder. Ella le creyó porque jamás lo había percibido como un hombre agresivo ni violento, pero era ahora, luego de que su novio le arrancara un trozo de su lengua, que se dio cuenta de que tan sólo estaba ante la típica escalada de la violencia propia de las relaciones de maltrato. No podía creerlo. Era una mezcla entre dolor físico y entumecimiento donde tu lengua no para de sangrar, y el dolor emocional y el entumecimiento propio de tu cuerpo entero cuando nunca antes te habías sentido tan dañada, tan traicionada y tan ultrajada por quien en un momento juró amarte y protegerte. Al mismo tiempo se preguntó todo lo que había hecho mal. ¿Cómo un hombre al que ella le sacaba 18 años pudo herirla de tal forma?
Marta lo denunció. Él alegó en el juicio que lo había hecho para defenderse de ella, relato que no caló en el juzgado porque se pudo demostrar que ella jamás lo hirió, ni siquiera para defenderse. Él fue condenado a 6 años de prisión y a pagarle a Marta una indemnización por un total de 67.210 euros.
Y en principio, con esto, podríamos considerar que dentro de la desgracia existe un… final feliz, ¿no? Bueno, quedan aclarar un par de detalles: Pese a que ya existe sentencia firme, esta nunca se ejecutó. Él sigue libre. No sólo sigue libre, sino que además, ahora parece que ha huido a Tailandia, que no tiene acuerdo de extradición con España y por ende, es posible que jamás cumpla su condena y que jamás indemnice a Marta. Y por último: Marta, en realidad, es un hombre y se llama Aarón. Él, en realidad, se llama Adaia, y es la mujer que ves a continuación.
Todo esto lo tuvo que vivir un hombre de cuarenta años a manos de su novia de veintidós. Ni el ser hombre, ni su superioridad física, ni su superioridad en edad pudo impedir una relación de maltrato. Es entonces cuando nos planteamos que toda la descripción de la teoría del maltrato esgrimida por el feminismo, se cae ante la intensidad de la realidad. Se cae cuando vemos que este hombre, con los presumidos recursos que el ‘patriarcado’ supuestamente le otorga, no lo exime de haber sido la víctima de una relación de maltrato, donde probablemente el victimario no saldría impune de ser una mujer. Hace poco lo vimos también con Johnny Depp. Un hombre heterosexual y millonario, en la cúspide de Hollywood no pudo impedir ser maltratado ni tampoco pudo impedir que la opinión pública se posicionara inmediatamente junto a ella. Una mujer con menor reconocimiento mediático que él. No bastó ni siquiera un audio en el que se escuchaba a la maltratadora de Johnny reconocer que le maltrataba. No bastaron las lesiones que presentó, y por supuesto tampoco bastó su relato. Porque el relato de una mujer no vale lo mismo que el relato de un hombre. Y probablemente el caso del que hablamos hoy tampoco hubiera recibido condena de no haber sido porque había un daño irrefutable: Al hombre le arrancaron la lengua. ¿Y si no se la hubiera arrancado? ¿Y si solo se la hubiese mordido? ¿No habría bastado con que ella alegara violencia de género y que él mismo se mordió su lengua para eximirla de cualquier cargo? Recordemos que el 33,8% de las condenas en primera instancia en las audiencias provinciales se dan únicamente bajo el testimonio de la denunciante.
¿Puede ser entonces que estemos condenando a inocentes, y no sólo a inocentes, sino también a víctimas porque como sociedad elegimos creer antes el relato de una maltratadora que el de un maltratado? ¿Por qué en primer lugar elegimos creer y no pedimos probar? ¿Por qué algunos tienen que probar mientras que a otros sólo se les exige ser creíbles? ¿Por qué esta diferenciación tiene su base en el género?
La semana pasada una mujer apuñaló a su pareja en Puerto Lumbreras (Murcia). El hombre recibió un corte de 8 centímetros y por suerte, no fue tan profundo como para requerir ser trasladado al hospital. La agresión se habría desencadenado por una riña donde ella le pedía que la acercara en coche hasta Lorca, mientras que él se oponía. Cuando la policía llegó al lugar de los hechos, ella ya se había ido. Más tarde, cuando ambos declararon, ella alegó que se había defendido de un intento de violencia por parte de él. Él es el único que tiene lesiones (de un cuchillo, específicamente) pero él fue el único detenido. ¿Por qué? Por ser investigado de un delito de violencia de género. Ella, por su parte, quedó en libertad.
Entonces es ahí donde pese a que llevo siete años dedicada a esta problemática, me sigo sorprendiendo del discurso del feminismo respecto del maltrato. ¿Por qué nos consideran misóginos por exigir la misma protección a hombres y a mujeres? ¿Por qué se alega que hay menos casos de hombres víctimas y por ende parecen merecer menos protección? Ya de por sí el hecho de que hayan menos es altamente discutible, en base a los meta-análisis existentes sobre los diversos estudios sobre el tema como pueden ser el Partner Abuse State of Knowledge, pero incluso aunque diéramos por cierto que los hombres sufren de violencia en menor medida que las mujeres, ¿qué hace que quienes sí lo sufren, merezcan menos oportunidades para escapar del círculo de la violencia? ¿Por qué el feminismo parece reclamar que los hombres sean capaces de ser vulnerables y hablar de las violencias que sufren, mientras que las instituciones, en nombre del feminismo, los dejan sistemáticamente desprotegidos como en el caso de Puerto Lumbreras? ¿Qué está haciendo el feminismo por las víctimas, si en nombre de ellas las desprotege? ¿Cómo puede ser que la Secretaria de Estado de Igualdad haga un Podcast entero explicando en qué le sirve el feminismo a los hombres, para que cuando un hombre pide ayuda, como fue el caso de Pablo, un seguidor mío que tuvo la oportunidad de pedirle ayuda en la cara a la Ministra Irene Montero, lo manden a callar diciéndole explícitamente que “no hace falta que ponga a competir violencias”? ¿Pero cómo no vamos a ponerlas a competir cuando claramente para las instituciones hay violencias que importan y violencias que no? ¿En qué distópico y desarreglado mundo se da esta desigualdad en nombre de la igualdad?
Como sociedad somos adictos a tener culpables que podamos agrupar en el mismo saco para facilitarnos el entendimiento a todos, y en el proceso, aumentar la emocionalidad. Pero siempre como sociedad nos damos cuenta con el paso del tiempo de que cometimos un error. Hoy ese culpable es el hombre blanco heterosexual. Se lo deshumaniza, y al deshumanizarlo, le arrebatas todas las características que lo hacen iguales a nosotros. Entre ellas, la capacidad de ser víctimas de violencia.
Fuentes:
- https://www.lavanguardia.com/sucesos/20190612/462842619319/carcel-chica-arranco-lengua-novio-ultimo-beso.html
- https://www.antena3.com/noticias/sociedad/joven-condenada-arrancarle-lengua-novio-podria-estar-vacaciones-asiaticas_2023030163ff94934367b700016b4367.html
- https://elcaso.elnacional.cat/es/noticias/mujer-mata-novio-punalada-el-acaba-detenido_986892102.html
- https://domesticviolenceresearch.org/
- https://asociaciondefensahombresmaltratados.es/johnny-depp-contra-amber-heard-los-hombres-maltratados-hemos-ganado/
- https://cronicaglobal.elespanol.com/vida/condenada-arrancar-lengua-novio-tour-asia-inaccion-justicia_776237_102.html