La Femi-inquisición no nos deja ni escribir

Escribía” con acierto Umberto Eco en El nombre de la rosa la escena final en que Jorge de Burgos engullía las hojas envenenadas del manuscrito escrito por Aristóteles acerca de la risa; todo ello en medio de aquel fuego que se comía la cultura grecoromana conservada a lo largo de los siglos en los monasterios y ocultada al resto de personas que habitaron la Edad Media. “¿Por qué ocultar este libro?”, le inquiría Fray Guillermo de Baskerville, un fraile franciscano adelantado a la Ilustración en busca de la verdad objetiva, siendo la respuesta razonada del Venerable Jorge: “Porque la risa mata el miedo. Y sin miedo al diablo no hay necesidad de Dios. ¿Qué ocurriría si tras leer este libro el hombre decidiera no tener miedo y reírse de Dios? El mundo desembocaría en el caos.”

Cuando presenciamos el negacionismo masivo que este feminismo radical hegemónico asentado en España ha mostrado hacia la publicación de un solo libro bien fundamentado como el de Juan Soto Ivars que pudiera hacer perder el miedo a decir la verdad a las personas en sus conversaciones cotidianas, no podemos dejar de acordarnos de esta máxima que encumbró con precisión Umberto Eco: sin miedo no hay temor a Dios o a cualquier poder establecido y por ello no hay que permitir lectura alguna que pueda cuestionar el status quo del poder.

¿Qué ocurriría si los hombres y mujeres de España se levantasen y dijesen la verdad sobre las miles de denuncias falsas y hombres que son maltratados a partir de este instrumento coercitivo del Estado y que han podido comprobar de primera mano en familiares, amigos y allegados? ¿Qué sucedería si los españoles le perdieran el miedo a esta especie de Femi-inquisición del siglo XXI que lleva a la hoguera (hoy en día la cancelación) a todos aquellos que cuestionan su poder? Que sin miedo no podrían mantener su actual estatus de poder, y por ello el libro de Juan Soto Ivars es tan sumamente peligroso para el feminismo radical: cuestiona de raíz su legitimidad con datos, con realidades, con vivencias, con expertos, con citas, en suma, con la verdad objetiva de que las denuncias falsas existen.

De ahí, que sean capaces de la violencia colectiva más radical contra su autor, por atreverse a escribir y cuestionar las sagradas escrituras del feminismo radical y perderle el miedo a las guardianas de este feminismo excluyente de los hombres. Al fin y al cabo, en sus adentros argumentan con temor: Si no le llevamos a la hoguera de la cancelación puede que cunda el ejemplo, y sin miedo, ¿qué poder tenemos nosotras sin el miedo?

FundaHOM, 11-dic-2025